Revista 7 dias

La modelo de Leandro Rud quiere probar con el periodismo. Le gustaría hacer policiales cuando sea grande. Ahora, prefiere mostrar su sensualidad y expresarse con la pintura.
No es la primera vez que gracias a una publicidad en la tele una chica comienza a hacerse conocida. La frase “una electrónica del más allá”, con su particular acento formoseño, hizo que se ganara un lugar en el imaginario colectivo, sobre todo en el masculino. Pero este año, AlejandraMaglietti está aprovechando el envión que todavía le dejó su paso por “Patinando por un sueño” que, aunque fugaz, fue efectivo. “Me podría haber dejado caer cuando me fui primera, algo que para mucha gente es una vergüenza o es lo peor que te puede pasar. Pero hay cosas en la vida, que te pasan para que aprendas a ser humilde. Yo me lo tomé con humildad y hoy estoy agradecida y feliz. Estar en el programa de Marcelo (Tinelli) me abrió muchas puertas”. Actualmente Maglietti es co-conductora del ciclo “Infama”, que va a seguir en el verano y en horario central.
–¿Se siente cómoda en la conducción?
–Sí, me gusta mucho, me gusta mucho la tele. Me encantan las fotos, también me divierte el modelaje, pero lo mío siempre fue la televisión. De chica trabajaba en Formosa, salvando las distancias, de notera en un programa de colegios. Eso fue lo primero que hice. Siempre, los medios me llamaron mucho la atención.
–¿No intentó con la actuación?
–Hace tres años estoy estudiando teatro, me gusta, tuve algunas escenas. Las publicidades que hice eran actuadas. Iba a hacer un papel en “Mujeres de nadie” pero no se usó y tuve una pequeña participación en “Valentino, el argentino”. El año que viene pienso seguir con teatro y también quiero estudiar periodismo. Tendría primero que terminar Derecho pero me faltan ocho finales y es mucho. Prefiero arrancar con periodismo. Me gusta todo lo que tiene que ver con la información.
–Entonces, ¿por qué decidió estudiar abogacía?
–Por mis viejos. A los dieciocho años terminé el colegio y tenía que estudiar algo. Pensé en periodismo, pero mi mamá me dijo no, mejor abogacía porque engloba al periodismo. Un delirio porque no tiene nada que ver una cosa con la otra.
–¿Lee los diarios?
–Yo vivo sola y hoy en día, ponerme a comprar los diarios y abrirle la puerta al canillita es muy raro. Lo que sí hago es, en cuanto me levanto, entro a todos los portales de Internet a ver cuáles son las noticias. Ésa es mi manera de informarme. Además, al trabajar en un programa de espectáculos, no puedo no saber nada. De golpe, estoy al tanto de cosas que nunca pensé que iba a estar, como quién está en cada obra de teatro.
–¿En qué área le gustaría ejercer el periodismo?
–Me gustan mucho los policiales, cubrir ese tipo de cosas me divierte, pero quizás no tenga la edad. Ya cuando sea un poco más grande me gustaría cubrir los policiales, asesinatos.
–¿Le gustaría conducir un noticiero?
–Sí, me gustaría, pero eso lo veo para cuando sea más grande. Hoy exploto otra faceta que tiene más que ver con la sensualidad y conduciendo un noticiero no podría explotar esa parte.
–¿Cómo tomó su familia sus fotos en “Playboy”?
–Son muy conservadores, pero se la tuvieron que bancar. Yo no dejé de hacer nada por mi familia. Una cosa que les expliqué a mis viejos es que la vida la vivo yo y es mía. Hay un proverbio hindú que dice: “tus hijos no son tus hijos, son los hijos de la vida”.
–¿Tiene hermanos?
–Tengo una hermana de dieciséis y un hermano de diecisiete.
–¿Su hermano es celoso?
–Nada que ver, juega a la PlayStation todo el día y no me da ni bola. No sabemos cómo sacarlo de ahí. El año que viene se muda a Buenos Aires. Estoy contenta porque se va a venir a vivir conmigo, y con todo lo que pasa me da miedo vivir sola.
–¿Extraña la vida en Formosa?
–Cada vez menos porque te metés en esta vorágine y no podés salir. Estoy acostumbrada a vivir a mil, y el día que voy a Formosa y van a diez, me quiero matar.
–¿Se arma una revolución cuando llega a Formosa?
–No, no me dan ni bola. Es como si nunca me hubiese ido, vuelvo a ser como cuando iba al colegio. En general, siempre recibí muy buena onda, cuando estuve sentenciada (en “Patinando por un sueño”) todo el mundo me apoyó.
–¿Le gustaría irse a trabajar al exterior?
–Sí, me iría. Me gusta mucho España. Tuve la oportunidad de ir a Madrid y es fantástico. Me encantó la cultura que hay, me emocionó, recorrí los museos y no lo podía creer. A mí me gusta pintar, pinté durante todo el secundario y había dejado, pero cuando fui a Europa, al Museo del Prado, casi me muero y ahí retomé la pintura.
–¿De qué manera cuida su cuerpo?
–Tomo vitaminas, como bien para no estar enferma, para estar siempre vital, fresca. Desde que dejé de patinar voy al gimnasio, me gusta hacer deportes. No me gusta estar demacrada, no podría ser nunca anoréxica, porque no me gusta verme ojerosa, me gusta estar bien alimentada. En este ambiente es muy común tener algún desorden alimentario, pero yo trato de estar siempre bien.
–¿Está en pareja?
–Estoy de novia hace ocho meses con un chico de Resistencia, Chaco.
–También del norte, como usted.
–Sí, del norte. Es raro pero el norte tira. En el momento de elegir me siento identificada con cosas de allá, de ir al río, de esquiar, de un montón de cosas que tenemos en común.
–¿Prefiere a los muchachos de las provincias antes que a un porteño?
–No me parece que sea excluyente. Hay gente de las provincias que son estúpidos y gente porteña que es lo más, tiene que ver en cómo es la persona y no en dónde naciste.
No es la primera vez que gracias a una publicidad en la tele una chica comienza a hacerse conocida. La frase “una electrónica del más allá”, con su particular acento formoseño, hizo que se ganara un lugar en el imaginario colectivo, sobre todo en el masculino. Pero este año, Alejandra
–¿Se siente cómoda en la conducción?
–Sí, me gusta mucho, me gusta mucho la tele. Me encantan las fotos, también me divierte el modelaje, pero lo mío siempre fue la televisión. De chica trabajaba en Formosa, salvando las distancias, de notera en un programa de colegios. Eso fue lo primero que hice. Siempre, los medios me llamaron mucho la atención.
–¿No intentó con la actuación?
–Hace tres años estoy estudiando teatro, me gusta, tuve algunas escenas. Las publicidades que hice eran actuadas. Iba a hacer un papel en “Mujeres de nadie” pero no se usó y tuve una pequeña participación en “Valentino, el argentino”. El año que viene pienso seguir con teatro y también quiero estudiar periodismo. Tendría primero que terminar Derecho pero me faltan ocho finales y es mucho. Prefiero arrancar con periodismo. Me gusta todo lo que tiene que ver con la información.
–Entonces, ¿por qué decidió estudiar abogacía?
–Por mis viejos. A los dieciocho años terminé el colegio y tenía que estudiar algo. Pensé en periodismo, pero mi mamá me dijo no, mejor abogacía porque engloba al periodismo. Un delirio porque no tiene nada que ver una cosa con la otra.
–¿Lee los diarios?
–Yo vivo sola y hoy en día, ponerme a comprar los diarios y abrirle la puerta al canillita es muy raro. Lo que sí hago es, en cuanto me levanto, entro a todos los portales de Internet a ver cuáles son las noticias. Ésa es mi manera de informarme. Además, al trabajar en un programa de espectáculos, no puedo no saber nada. De golpe, estoy al tanto de cosas que nunca pensé que iba a estar, como quién está en cada obra de teatro.
–¿En qué área le gustaría ejercer el periodismo?
–Me gustan mucho los policiales, cubrir ese tipo de cosas me divierte, pero quizás no tenga la edad. Ya cuando sea un poco más grande me gustaría cubrir los policiales, asesinatos.
–¿Le gustaría conducir un noticiero?
–Sí, me gustaría, pero eso lo veo para cuando sea más grande. Hoy exploto otra faceta que tiene más que ver con la sensualidad y conduciendo un noticiero no podría explotar esa parte.
–¿Cómo tomó su familia sus fotos en “Playboy”?
–Son muy conservadores, pero se la tuvieron que bancar. Yo no dejé de hacer nada por mi familia. Una cosa que les expliqué a mis viejos es que la vida la vivo yo y es mía. Hay un proverbio hindú que dice: “tus hijos no son tus hijos, son los hijos de la vida”.
–¿Tiene hermanos?
–Tengo una hermana de dieciséis y un hermano de diecisiete.
–¿Su hermano es celoso?
–Nada que ver, juega a la PlayStation todo el día y no me da ni bola. No sabemos cómo sacarlo de ahí. El año que viene se muda a Buenos Aires. Estoy contenta porque se va a venir a vivir conmigo, y con todo lo que pasa me da miedo vivir sola.
–¿Extraña la vida en Formosa?
–Cada vez menos porque te metés en esta vorágine y no podés salir. Estoy acostumbrada a vivir a mil, y el día que voy a Formosa y van a diez, me quiero matar.
–¿Se arma una revolución cuando llega a Formosa?
–No, no me dan ni bola. Es como si nunca me hubiese ido, vuelvo a ser como cuando iba al colegio. En general, siempre recibí muy buena onda, cuando estuve sentenciada (en “Patinando por un sueño”) todo el mundo me apoyó.
–¿Le gustaría irse a trabajar al exterior?
–Sí, me iría. Me gusta mucho España. Tuve la oportunidad de ir a Madrid y es fantástico. Me encantó la cultura que hay, me emocionó, recorrí los museos y no lo podía creer. A mí me gusta pintar, pinté durante todo el secundario y había dejado, pero cuando fui a Europa, al Museo del Prado, casi me muero y ahí retomé la pintura.
–¿De qué manera cuida su cuerpo?
–Tomo vitaminas, como bien para no estar enferma, para estar siempre vital, fresca. Desde que dejé de patinar voy al gimnasio, me gusta hacer deportes. No me gusta estar demacrada, no podría ser nunca anoréxica, porque no me gusta verme ojerosa, me gusta estar bien alimentada. En este ambiente es muy común tener algún desorden alimentario, pero yo trato de estar siempre bien.
–¿Está en pareja?
–Estoy de novia hace ocho meses con un chico de Resistencia, Chaco.
–También del norte, como usted.
–Sí, del norte. Es raro pero el norte tira. En el momento de elegir me siento identificada con cosas de allá, de ir al río, de esquiar, de un montón de cosas que tenemos en común.
–¿Prefiere a los muchachos de las provincias antes que a un porteño?
–No me parece que sea excluyente. Hay gente de las provincias que son estúpidos y gente porteña que es lo más, tiene que ver en cómo es la persona y no en dónde naciste.
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